El planeta Arcoíris
Duna era una niña de seis años que le encantaba jugar con su peluche favorito, un osito blanco llamado Nube. Un día, mientras jugaba en su habitación, encontró un mando a distancia que no había visto nunca. Curiosa, lo cogió y empezó a pulsar los botones.
De repente, la pantalla de su televisor se iluminó y mostró una serie de dibujos animados que Duna no conocía. Era una aventura espacial con naves, planetas y extraterrestres de todo tipo. Duna se quedó fascinada y se acercó al televisor para ver mejor.
Sin darse cuenta, pulsó el botón rojo del mando y, en un instante, ella y Nube fueron absorbidos por la pantalla y transportados al mundo de los dibujos animados.
Duna y Nube se encontraron flotando en el espacio, rodeados de estrellas y asteroides. Duna se asustó mucho y abrazó a Nube con fuerza. Nube, que había cobrado vida al entrar en el mundo animado, también estaba asustado y temblaba.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Duna con voz temblorosa.
- No lo sé - respondió Nube -. Pero tenemos que salir de aquí.
En ese momento, vieron una nave espacial que se acercaba a ellos. Era una nave pequeña y redonda, de color azul, con una antena y dos ojos. La nave se detuvo frente a ellos y dijo con voz grave:
- Hola, amigos. Me llamo Astro. ¿Qué hacéis aquí?
- Hola, Astro - dijo Nube -. Ella es Duna y yo soy Nube, su peluche de juguete. Estábamos jugando en nuestra habitación y sin quererlo hemos aparecido en este mundo tan extraño.
- Vaya, que curioso - dijo Astro -. Extraño es que el peluche de una niña pueda hablar. Pero no os preocupéis, yo os puedo ayudar. Subid a mi nave y os llevaré a un lugar seguro.
Duna y Nube aceptaron la oferta de Astro y entraron en su nave. Astro les puso unos cinturones de seguridad y les dijo que se prepararan para el viaje.
- ¿A dónde vamos? - preguntó Duna.
- Vamos al planeta Arcoíris - dijo Astro -. Es el lugar más bonito y divertido de toda la galaxia. Allí hay muchos amigos que os querrán conocer.
Duna y Nube se sintieron un poco más tranquilos al oír las palabras de Astro. Se miraron el uno al otro y sonrieron. Tal vez esta aventura no fuera tan mala después de todo.
Al llegar al planeta Arcoíris, Duna y Nube visitaron un sinfín de lugares maravillosos y conocieron a muchos personajes animados. Primero, pudieron disfrutar de un vuelo fascinante a lomos de un unicornio dorado. Después, conocieron a la más bella sirena del fondo del mar, qué les enseñó todos los tesoros de un barco pirata. Y, finalmente, llegaron a la cueva del dragón Celeste, que lejos de ser fiero y peligroso, era un fantástico anfitrión, así que les invitó a un delicioso té de fugo. Duna y Nube lo estaban pasando tan bien que olvidaron sus problemas y que debían regresar a casa.
Pero no todo era felicidad en el planeta Arcoíris. Un día, mientras nuestros protagonistas disfrutaban de otra maravillosa y trepidante aventura, Sombra apareció en escena. Sombra era un malvado robot que quería robar los colores del planeta y convertirlo en un lugar gris y triste.
- Oh no, debemos escondernos de Sombra – dijo Astro.
- ¿Porqué? – preguntó Duna asombrada -. Al principio Nube y yo teníamos miedo, pero pronto nos enseñasteis que todos en este planeta sois divertidos y muy amables.
- Sombra no es así. Es un robot y no tiene sentimientos. Hace mucho tiempo lo usaron para construir una civilización lejos de aquí y desde entonces, quiere vengarse de todos los seres vivientes. – Contestó Astro triste.
- ¡Duna y yo os ayudaremos a detenerlo para siempre! – dijo Nube.
En ese mismo instante, Sombra apareció en su nave detrás de nuestros amigos y con ayuda de una luz cegadora se llevó a Astro. Duna y Nube no sabían qué hacer. Entonces, recordaron haber hablado con el unicornio sobre unos polvos mágicos que hacían desaparecer a las personas. Duna sacó de su bolsillo un silbato y llamó Celeste, quién apareció volando entre las nubes.
- Hola de nuevo amiguitos míos. Me habéis llamado con el silbato de emergencias que os regalé, ¿A ocurrido algo?
- Hola Celeste, sí. ¡Es terrible! Astro ha sido secuestrado por Sombra y no sabemos dónde está. Necesitamos el polvo mágico del unicornio dorado. ¿Puedes ayudarnos? – Exclamó Duna.
- Por supuesto que sí. Subiros, os llevaré en un periquete.
Y en un abrir y cerrar de ojos, Duna y Nube estaban en el bosque dónde vivía el unicornio. Éste al escuchar los maléficos planes de Sombra, decidió entregarles un saco con polvo mágico.
Con el polvo mágico ya en sus manos, Duna, Nube y Celeste siguieron el rastro de colores grises que Sombra iba dejando detrás y consiguieron llegar a su base. Allí, con la ayuda del polvo mágico se hicieron invisibles y lograron así colarse en la nave de Sombra. Haciendo un equipo insuperable, nuestros protagonistas consiguieron liberar a Astro y sabotear la máquina de Sombra. Luego escaparon de la nave y volvieron al planeta Arcoíris.
Duna y Nube se sentían muy felices de haber salvado el planeta Arcoíris, pero también querían volver a su casa.
-Echo de menos mi habitación y a mis padres. Ojalá pudiera volver a verlos. – dijo Duna mientras miraba a Nube con tristeza.
-Yo también los echo de menos. Y al resto de tus juguetes, todos somos una gran familia. – Le contestó Nube.
-Yo puedo ayudaros. No sólo me habéis salvado a mí, también habéis salvado nuestro planeta. Es justo que ahora os ayude a regresar a casa. -dijo Astro.
Sin perder tiempo, Astro llevó a Duna y a Nube junto al televisor por el que entraron y les dio el mando a distancia:
-Lo único que tenéis que hacer ahora es volver a pulsar el botón rojo y regresaréis a vuestro hogar en el mismo momento en el que lo dejasteis.
-Pero, si era tan fácil, ¿por qué no nos lo dijiste antes Astro? – Duna contestó perpleja.
-Porque de esa manera jamás habríais conocido nuestro planeta ni vivido tantas aventuras – Contestó Astro con una sonrisa.
Finalmente, Duna y Nube se despidieron de Astro y de todos los amigos que hicieron en el planeta Arcoíris, no sin antes decirles que jamás olvidarían lo vivido. Luego, se dieron la mano y tras pulsar el botón rojo desaparecieron de la pantalla.
Duna y Nube aparecen en su habitación, tal como estaban antes de entrar en la serie de dibujos animados. Se miran el uno al otro y se abrazan. Se dan cuenta de que todo ha sido una aventura increíble, pero también están contentos de estar en casa. Al meterse en la cama, Duna cierra los ojos unos minutos y al volver a abrirlos, descubre que Nube vuelve a ser su peluche de siempre. Lo mira con tristeza y esa noche se duerme pensando en Astro, Celeste y el planeta Arcoíris, y si alguna vez volverá a verlos.
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