Voy a contaros algo un poco vergonzoso. Ayer me corté el pelo en casa. Pero no un poquito, las puntitas o el flequillo, no. Me corté bien el pelo. De llevarlo larguito a dejármelo por encima de los hombros. Y pensaréis "Está chica será peluquera". Ya me gustaría a mí. Siempre me ha gustado jugar a las peluqueras, no voy a negarlo. He hecho mis pinitos con el tinte, alisados, cortes de flequillo, hasta una vez me hice unas mechas californianas. Pero cortarme todo el cabello es otro nivel. Otro nivel de pensar que se me ha ido la cabeza por completo. Y, ¿Cómo he llegado a este punto? Pues ya puestos en faena os lo voy a contar.