Introducción
¿Por qué el parto es doloroso? Si nuestro cuerpo está diseñado para dar a luz a nuestros bebés, entonces, ¿será que estamos diseñadas para sufrir? La respuesta es no. El parto es un acto de amor, salvaje, empoderador, y por qué no, sexual.
La mujer ha sido objeto de deseo a lo largo de la historia. Figura delicada, frágil y de exposición. Pero las mujeres somos mucho más que eso, y lo hemos demostrado de mil formas distintas. Y entonces, ¿porqué seguimos creyendo que estamos hechas para sufrir? Por el mismo motivo por el que nos hemos quedado ancladas en la sexualización de nuestro cuerpo. No me malinterpretes, no estoy a favor de ello. Pero sí estoy de acuerdo en algo, las mujeres estamos estrechamente ligadas a la sexualidad.
La mujer y su sexualidad
Como ya he dicho, el parto es un acto sexual, entre otras muchas cosas. Hay mujeres que han sentido placer dando a luz a sus bebés. La lactancia está también unida a nuestra sexualidad. Algunas mujeres sienten vergüenza, e incluso rechazo, cuando experimentan placer dando de mamar a sus hijos. Yo misma me ruboricé al leer sobre este tema. Ahora digo en voz alta que, no es que sienta un placer intenso cuando le doy pecho a mi hija, pero sí que hay veces en las que puedo notar una especie de hormigueo.
La menstruación, también está ligada al sexo. Sí, no estoy loca. Yo soy de las que no estoy para que me toquen en los días que tengo la regla. Mucho menos para mantener relaciones, no me siento cómoda. Pero seguro que conoces de alguna amiga a la que sí le gusta. Igual a ti te pasa. Es normal. Durante los días de menstruación la mujer experimenta un cambio hormonal, haciendo que esté más dispuesta a “procrear”.
¿Qué es el útero espasmódico?
¿Todo esto tiene algo que ver con el útero espasmódico? Lo tiene todo que ver. El útero espasmódico es una condición que se caracteriza por la presencia de contracciones involuntarias y dolorosas del músculo uterino. Estas contracciones pueden ocurrir en cualquier momento, pero son más frecuentes durante la menstruación, el embarazo o el coito. El dolor puede ser intenso y limitar la calidad de vida de las mujeres que lo padecen.
Las mujeres nos hemos acostumbrado a vivir con dolor. El dolor de la regla, el dolor del parto y el dolor durante las relaciones sexuales. Este último, en cambio, no lo hemos integrado. Si una mujer siente dolor al mantener relaciones, si no hablamos de alguna preferencia especial, decimos que sufre un trastorno. Bien sea físico o psicológico, o ambos. Si tenemos una amiga a la que le duelen las relaciones con su pareja, le aconsejamos que vaya al ginecólogo o a un psicólogo especializado, según el caso. Sin embargo, si dice que le duele la regla, como mucho, le ofreceremos un antiinflamatorio.
Ahora hemos ido un paso más adelante. Las mujeres podemos coger la baja laboral si sufrimos de dolores menstruales que nos impiden trabajar. Está muy bien, pero nuevamente, implica la normalización del dolor. Si hablamos del parto, nos encontramos en la misma tesitura. Yo misma, cuando me preparaba durante el embarzo para no tener dolor (sí, puedes prepararte para ello), tuve que tragar con comentarios como “el parto tiene que doler” o “para eso está la epidural, para no sufrir”. Hemos normalizado el sufrimiento hasta el punto de que, no creemos en nuestra capacidad para mitigarlo o incluso, eliminarlo.
¿Porqué duele el parto o la menstruación?
Y entonces, ¿porqué nos duele el útero, mejor dicho, sus contracciones? Porque sufrimos de lo que se conoce como útero espasmódico. El útero es un músculo fuerte, elástico y flexible. Cuando está sano el útero late, se contrae y se relaja mediante movimientos suaves y armónicos. Un útero espasmódico es aquel que ha perdido su elasticidad y se mueve de forma errática, provocando dolor.
Se desconoce la causa exacta del útero espasmódico, pero se cree que puede estar relacionada con factores hormonales, nerviosos, inflamatorios o psicológicos. Algunos factores de riesgo que pueden favorecer su aparición son los siguientes:
- Tener antecedentes familiares de útero espasmódico.
- Tener una menarca temprana o una menopausia tardía.
- Tener ciclos menstruales irregulares o abundantes.
- Tener estrés, ansiedad o depresión.
- Tener una dieta pobre en calcio, magnesio o vitamina B6.
La carga emocional y el útero
Existe un factor adicional, que explicaría porqué hay tantas mujeres que sienten dolor con las contracciones uterinas. El útero, como cualquier otro músculo de nuestro cuerpo, está conectado al cerebro. O debería estarlo. Gracias al rechazo que sentimos las mujeres por nuestra sexualidad, nos hemos desconectado por completo de él. Un ejemplo para entender esto sería el siguiente. El corazón es un músculo que late por sí sólo. No podemos verlo ni controlarlo, pero sabemos que está ahí e incluso lo notamos latir. Si un día nos despertamos con dolor de pecho, nos asustamos. Si un día dejáramos de sentir nuestros latidos, sería fatídico. El corazón tiene, además, una carga emocional inmensa. Nos duele el corazón cuando nos hacen daño. Está contento cuando nos enamoramos. Y ahora piensa, ¿el útero, que carga lleva?
Mi experiencia personal
En el mejor de los casos, no pensamos en nuestro útero más que cuando nos duele. Lo hemos apartado de nuestras vidas, a ese músculo, que está vivo y que da vida. Yo era una de esas mujeres, hasta que me quedé embarazada. Mis reglas eran más o menos dolorosas. Jamás me había planteado el porqué. Un día, mientras investigaba sobre cómo perder el miedo al parto, descubrí el pastel. Al principio, no voy a mentir, pensé que era algo místico y sin fundamento. Luego, comencé a hacer meditaciones para conectar con el útero y mi bebé y, de pronto, surgió la magia.
Primero, empecé a sentir una especie de cosquilleo en el vientre. Después, eran ligeras contracciones, no dolorosas, como los latidos del corazón. Practicando estás meditaciones todos los días, a lo largo de un mes, conseguí conectar con mi útero y mi bebé de una forma mágica. Si pensaba en mi útero lo sentía moverse. Si pensaba en mi bebé comenzaba a moverse.
¿Conseguí, por tanto, sanar mi útero y no sentir dolor durante el parto? No. Tuve contracciones dolorosas, no demasiado, pero si lo suficiente como para ponerme la epidural a mitad de la dilatación. Lo que sí conseguí fue mi parto sin miedo, pleno y consciente. Y no sólo eso, aún con la epidural puesta hice mi meditación y pude reconducir mi parto. Todo un éxito teniendo en cuenta que me he pasado años ignorando a mi útero.
Conclusión
Para finalizar, me gustaría recalcar la importancia que tiene la sexualidad en la mujer, en todas sus facetas. Y en el papel tan crucial que tiene el útero, motor de nuestra vida. Si queréis aprender más sobre este mundo recomiendo leeros los artículos “El útero espástico… pero ¿Qué es eso?” de Aina Cortés y “¿Parto orgásmico?” de Pell a Pell.
Espero que este artículo te haya parecido interesante y útil.
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