Mitos sobre la lactancia

Publicado el 12 de noviembre de 2023, 18:00

Introducción

La lactancia materna es una de las experiencias más bonitas y naturales que puede vivir una madre con su bebé. Sin embargo, también es una de las más rodeadas de mitos, falsas creencias y opiniones no solicitadas. ¿Sabías que la leche materna no se agota, que no hay que dar agua al bebé que toma pecho o que todas las mujeres pueden dar pecho? En este artículo vamos a desmontar algunos de los mitos más extendidos sobre la lactancia, y a revelar las verdades que se esconden detrás de ellos. Prepárate para sorprenderte, reírte y aprender mucho sobre este maravilloso mundo.

 

 

Debes lavarte los pezones antes de amamantar

 

No es necesario lavarse los pezones antes ni después de amamantar. Los pechos, en general, son una zona de nuestro cuerpo que se mantiene protegida y limpia. Además, mantiene el olor nuestro y el de la leche, lo cual favorece que el bebé pueda encontrar el pezón con facilidad.

 

No negaré que al principio yo sí me los limpiaba. Me daba cosita que mi bebé pudiera tragarse alguna pelusa. Además de que era verano cuando di a luz y estaba todo el día sudando. Cuando llevas dos meses así y, encima ves que tu niña empieza a meterse de todo en la boca, se te pasa la tontería. Sí que veo mucho más importante no usar perfumes o cremas fuertes. Yo directamente no uso. Pero sé de madres que les da reparo que su bebé se meta una pelusa en la boca, en cambio, no les importa que traguen medio bote de colonia.

 

Se debe separar al recién nacido de su madre para que ella descanse

 

Éste no es un mito propio de la lactancia, pero sí que interfiere. Hay una larga tradición en nuestro país de que, cuando un bebé nace, toda la familia tiene que meterse en tu casa. Los más cercanos (los abuelos normalmente) con la buena intención de ayudar y el resto, directamente, con la excusa de conocer al nuevo miembro, se presentan a merendar.

 

Y, ¿Qué tiene que ver esto con la lactancia? Todo. El primer mes es crucial para establecer una buena lactancia materna. Es cuando la madre y el bebé se están conociendo y necesitan intimidad. Justo todo lo contrario que sucede cuando metes a gente en casa. Te pasas el día atendiendo a los invitados. Si tienes que dar el pecho, o te vas a una habitación aparte, o, acabas enseñándole tus pechos a toda la familia.

 

 Y, por si fuera poco, existe la creencia de que la mejor forma de ayudar a una madre es quitarle a su bebé. “Ya lo cuido yo y así tu descansas”. No señor. Si alguien quiere ayudar que limpie la cocina, prepare la comida o te haga los recados. Separar a una madre de su bebé al principio es poner en riesgo la lactancia. Se tenía que decir y se dijo.

 

No todas las mujeres pueden amamantar

 

Tristemente, a pesar de que se ha demostrado por activa y por pasiva el funcionamiento de la lactancia, todavía hay mucha gente, incluidos profesionales que se aferran a este mito. Sin ir más lejos, a mí me lo han dicho en numerosas ocasiones. Incluso en el propio hospital, una matrona me dijo literalmente, ¨Bueno, a ver si consigues darle pecho¨, en respuesta a que le dije que yo iba a darle pecho a mi hija todo el tiempo que ella quisiera.

 

Y, ¿por qué siendo falso hay tanta gente que sigue creyendo en él? Lo primero, porque mucha gente no conoce la fisiología del pecho. El pecho funciona a demanda, es decir, cuanto más toma el bebé (más tomas y más cantidad), más leche produce. Para entenderlo fácilmente, se cree que el pecho es como una cisterna, tiras de ella y tienes que esperar a que se vuelva a llenar. Esto aplicado al pecho sería, el bebé vacía el pecho, hay que esperar a que se vuelva a llenar. Pero lo que sucede realmente se parece más a un grifo. Si lo dejas abierto sale agua, si lo cierras deja de salir, y según cuánto lo abras, saldrá más agua o menos. Por tanto, si el bebé toma mucho, el pecho produce más leche, si toma poco, produce menos. Mientras el bebé tome pecho, éste seguirá produciendo leche, si el bebé deja de tomar, acabará dejando de dar leche.

 

Hay muy pocas mujeres que realmente no puedan dar pecho, y suele deberse a problemas graves relacionados con algún medicamento, la galactosemia y otros casos aislados.

 

Las mujeres con pechos pequeños producen menos leche

 

Para este caso, directamente, me voy a poner de ejemplo. No me escondo. Soy una mujer con pechos pequeños. Mejor dicho, era una mujer con pechos pequeños. Jamás dudé de que fueran capaces de dar leche, pero lo que no me imaginaba era que iban a triplicar su tamaño (las ventajas de la lactancia chicas).

 

Como he explicado en el mito anterior, los pechos producen a demanda, por tanto, a medida que el bebé crece y necesita más cantidad de leche por toma, los pechos crecen a la par. Entonces, si mi bebé toma un litro de leche al día, ¿tendré un litro o medio en cada teta? No, tranquila. El pecho está perfectamente diseñado para que no se te caiga al suelo. Hay una parte que se almacena y el resto va saliendo a demanda del bebé.

 

Es necesario darle agua al bebé 

 

Dentro de este mito podríamos incluir otros alimentos que no son necesarios para el bebé que toma pecho. A decir verdad, la leche materna no sólo alimenta al bebé sino que lo hidrata. Así que no es necesario ofrecerle agua a un bebé que sólo toma pecho. Ni agua, ni zumitos, ni el vermut de los domingos.

 

El calostro no alcanza para satisfacer al bebé

 

Este mito no lo había oído hasta hace poco, y me entristeció bastante. El calostro es la primera leche que produce la madre, antes incluso de dar a luz y está perfectamente diseñado para alimentar al bebé, tanto si nace a término como si es prematuro. Precisamente por eso el cuerpo empieza a producirlo durante el embarazo.

 

Este mito se basa en la poca cantidad de calostro que produce el pecho, y en el color más transparente que tiene. El calostro tiene la composición necesaria para alimentar al bebé, incluyendo una cantidad de anticuerpos elevada. Y en cuanto a la cantidad, el tamaño del estómago de un recién nacido es como el de una cereza. ¿A cuántas gotas de leche crees que equivale?

 

La leche materna de algunas mujeres está aguada o es de mala calidad

 

La leche materna es el mejor alimento para tu bebé, que no te digan nunca lo contrario. No hay una sola leche de fórmula que sea mejor que la leche materna (ni contienen anticuerpos ni se adaptan a la demanda del bebé).

 

 La leche materna es capaz de reinventarse a lo largo del día y del tiempo. Su composición cambia en función de las necesidades del bebé. Y esto es así tengas los pechos grandes o pequeños, seas alta o baja, o incluso, si provienes de la saga de una familia con ¨mala leche¨. Mi madre no pudo darme pecho porque yo no quería, al parecer. Nadie le dijo que eso no podía ser. Le convencieron de que su leche era mala para mí. Años después, mi hermano si tomó pecho. Y mi hija toma pecho, se rompió la maldición.

Hay que dar de mamar cada tres horas y 10 minutos de cada pecho

 

Esto no considero que sea un mito, sino más bien, una pauta que siguen aconsejando algunos profesionales y que, supone en muchas ocasiones el final de la lactancia. Ya he explicado cómo funciona el pecho y cómo tiene que ser la lactancia, a demanda.

 

Pero, ¿Qué significa a demanda realmente? Pues, lo que la palabra dice, a demanda es a demanda. Pero a demanda del bebé, no de la familia, del ¨especialista que te recomienda esperar a que tu bebé haga hambre¨, ni de la propia madre.

 

Lo que he aprendido yo de mi niña es que hay veces que quiere tomar de un pecho, otras veces de los dos, hay veces que quiere tomar cinco minutos y dormir, y otras, que prefiere estarse media hora. No sigue unas normas, ni unos tiempos. Hay días que parece un reloj y otros que, como digo yo, ¨vuelve locos a mis pechos¨. Y aún con todo, mi princesa está en un peso ideal y mis pechos se reajustan una y otra vez para cumplir con sus deseos.

 

La lactancia materna requiere una dieta especial, sin café ni picante

 

En términos generales, no existen restricciones en la alimentación de una madre que da el pecho. Debe llevar una dieta sana y equilibrada, con los aportes necesarios para ella y su bebé. Sin embargo, sí que existen ciertas limitaciones a la hora de consumir ciertos alimentos.

 

El consumo de café debe moderarse si se está con la lactancia. Esto se debe a que la cafeína es un estimulante que puede pasar a la leche materna y, por tanto, afectar a nuestro bebé. Pero si eres una amante del café como yo, se considera un consumo moderado unas dos tazas de café al día.

 

Con el picante pasa algo parecido. Si consumimos una cantidad elevada de picante, dependiendo de la tolerancia de cada persona, podemos llegar a provocar cólicos, gases o diarrea a nuestro bebé. Además, puede llegar a alterar el sabor y el olor de la leche. Algunos bebés incluso rechazan el pecho si no les gusta el sabor de la leche. A mi niña no le pasa porque es una glotona y todo le viene bien, pero ayer probé un poco de picante y hoy estamos con cólicos.

 

La leche materna se agria si la madre se enfada o se asusta

 

A pesar de que suena ridículo, es un mito ampliamente extendido. Hay muchas madres que viven con el miedo constante de quedarse sin leche, o de que ésta no le guste a su bebé cuando están sometidas a mucho estrés.

 

No voy a profundizar mucho y voy a ir directa a cavar mi tumba. Yo he llegado a darle el pecho a mi hija estando enfadada, no con ella, pero sí con alguna situación cotidiana. Cuando eres madre, y, sobre todo, primeriza y en tus primeros meses, todo es un caos. El estrés es tu mejor amigo y muchas veces va de la mano con el miedo. Miedo a ser mala madre, miedo a que a tu bebé le pase algo, miedo a perder tu trabajo, etc. Todo esto en si ya es difícil de llevar, pero ni le vas a dar leche agria a tu bebé, ni se te va a cortar por tener un mal día. En todo caso, la que estarás agria y de mala leche serás tu.

La lactancia materna es fácil

 

A pesar de parecer contradictorio, existe la creencia de que la lactancia es algo fácil, y que, necesitar ayuda implica fragilidad o fracaso. Por supuesto, es una creencia muy desacertada y perjudicial para las mujeres que quieren dar pecho y se encuentran con dificultades.

 

Un ejemplo claro es la necesidad de permanecer en grupos sociales para dar el pecho. El ser humano es de los pocos mamíferos que necesitan aprender de otras hembras para saber lactar. El bebé nace con el instinto de succión, pero la madre no nace con el instinto de dar pecho, necesita ver a otras madres para aprender. Y esto es algo que debido a la sociedad en la que vivimos, es difícil. Por eso existen los grupos de lactancia, para ayudar a las madres primerizas con todas las dificultades que puedan encontrarse.

 

Y por si esto no fuera suficiente, las mujeres que damos pecho tenemos que aguantar consejos no deseados, críticas, miradas e incluso desaprobación. Si eres mujer y quieres experimentar a qué me refiero, prueba a sacarte un pecho en medio de la calle y luego vuelves y me cuentas. 🤭

La lactancia materna hace que los bebés sean más inteligentes, guapos y simpáticos que los que toman biberón

 

No tengo muy claro quién cree este mito, pero me ha hecho gracia y por eso está aquí. A pesar de que la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé, la leche de fórmula no va a hacerle daño.

 

No hay ninguna evidencia científica que demuestre esta creencia.  La belleza y la inteligencia de una persona dependen de muchos factores, como la genética, el ambiente, la educación, la personalidad, etc. Dale pecho si quieres que tu bebé crezca sano y fuerte. Dale pecho si quieres crear junto a él un lazo único e irrompible. Y, si quieres que tu bebé sea más guapo, inteligente y simpático, tendrás que pedírselo a los Reyes Magos.

 

 

Dar el pecho duele

 

Este mito es para mí, el mito por excelencia. Me encantaría que llegase el día en el que, por fin, este mito desapareciera. El cuerpo es sabio y está diseñado para que dar el pecho sea una experiencia agradable y quieras repetirla cada día, varias veces y a lo largo de los años.

 

El dolor puede indicar un problema de posición, agarre, infección o grietas en el pezón. No obstante, es un tema al que le dedicaré un artículo por lo que, no profundizaré más. Si eres mamá primeriza, estás leyendo esto y estás pensado ¨Claro, de este tema no quiere hablar porque le duele como a todas¨, solo te diré una cosa: dar pecho a mi hija no solo no me duele, sino que me es placentero, me hace cosquillas y me hace vivir momentos únicos con mi niña.

La lactancia materna es solo cosa de mujeres

 

Otro error que hace mucho daño en la lactancia e incluso en el núcleo familiar. En mi caso particular, yo recibo mucho apoyo por parte de mi pareja y gracias a eso hoy en día sigo con la lactancia. Voy a cavar mi segunda tumba en este artículo. Estoy que me salgo.

 

 Hace no mucho tuve una crisis existencial. Entre las hormonas, los cólicos de la niña y mis propias exigencias, estuve a punto de dejar la lactancia materna. Mi pareja no sólo estuvo cuidando de la niña cuando estuve metida en la cama llorando, sino que no dejó que renunciase a darle el pecho.

 

Dejando a un lado mi crisis ya resulta, cada vez que vamos a la pediatra, o cada vez que alguien pregunta por la lactancia, nunca le preguntan al padre. Es un monigote que no tiene ni voz ni boto, que ni pincha ni corta. No os dejéis influenciar por esto chicas, los padres son un apoyo fundamental en la lactancia.

 

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Qué otros mitos sobre la lactancia conoces? Espero haberte ayudado a desmontar estos mitos sobre la lactancia materna. Sin embargo, no olvides que la lactancia materna es una opción personal y libre, que depende de las preferencias y posibilidades de cada madre y cada familia.

 

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